Para mí, es una asociación donde intento ser el de antes, o como mínimo, tener una calidad de vida digna gracias a los y las profesionales que me ayudan a marcar unas pautas. Es como si fuese el hogar de mi segunda vida.
ATECE es de gran ayuda al poder contar con un gran grupo, no solo de profesionales sino también de grandes personas que siempre están ahí para cualquier problema y duda que me pueda surgir. Me aportan tranquilidad, seguridad y mucha alegría al saber que proporcionan a mi hermana servicios y actividades lúdicas que mejoran su vida diaria.
ATECE es un lugar de encuentro, de consejo, de apoyo, de rehabilitación, de integración y el hogar del daño cerebral adquirido en Vitoria. Cuando estas en un hospital, con un familiar ingresado en grave estado, todo es oscuro pero cuando te dicen que quizás pueden ayudarte se enciende una luz que te ayuda a seguir y te anima con el día a día. Además, si fuera poco, el programa de respiro nos da la gran oportunidad, a los afectados de descansar de la familia y conocer lugares y personas y a las familias de descansar.
Atece me ha permitido conocer a gente maravillosa y generosa, me ha dado esperanza y oportunidades para mejorar la percepción de mis límites, desarrollar paz interior. He ganado mucho respeto, amor, satisfacción y sentirme útil en la sociedad y valorar lo que tengo, Atece está haciendo un trabajo enorme y noble dando esperanza y fuerza a los/as usuarios/as y familiares.
Atece me ha hecho crecer, y estoy segura de que le haría sentir lo mismo a cualquier persona. Es experiencia, diversidad, adaptación y confianza. Durante los dos periodos en los que he tenido la suerte de participar como voluntaria, esta Asociación me ha permitido abrir unas fronteras que en un primer momento me parecían inalcanzables. Desde las personas profesionales que trabajan en Atece hasta aquellas que participan en sus actividades, pasando por las demás personas voluntarias con las que he compartido el tiempo, crean un clima de confianza y bienestar que te hace sentir siempre como en casa. Como solemos decir, “siempre es un placer”, y siempre estaré agradecida.
Me han ayudado a utilizar la mano que no usaba casi, a mejorar mi postura, a tener mejor el equilibrio, a tener trato con personas que están pasando por lo mismo que yo. Recomiendo a las personas que estén pasando por lo mismo que yo que se acerquen a la asociación.